Acabo de descubrir algo de mí que ni siquiera me imaginaba. Mi "fascinación" por las bildungsromane.(*) Y para agravar las cosas, las femeninas. No es casual que mi tesis (que ahora que recuerdo, fue la causa por la que inicié este escape a través de las letras) (y sí, dije 'a través': drop dead, Venier!!) se centre en dos historias que pintan de cuerpo entero a una mujer, y que ambas historias sean "instantáneas" de dos de los momentos más decisivos de su vida: un episodio de la infancia y el principio de la edad adulta. No lo imaginaba porque, según yo, era fortuito mi interés en el tema. Ahora veo que hay mucho de atractivo en ello, y creo que tiene que ver con el paralelismo que puede establecerse entre el texto al que me enfrento (como lectora, como espectadora) y el texto que cotidianamente trato de construir. Bueno. Toda la explicación teórica viene a cuento porque finalmente se me concedió ver Persépolis, y la razón de festejarlo tiene por lo menos dos facetas que, vanidosamente, me interesa conservar en la mente: primero, es mi cumpleaños, y segundo, por in tengo tiempo de ir al cine.
Hay una tercera, pero se refiere a un asunto sobre el cual más bien quiero seguir reflexionando: estoy construyendo mi propia bildungsroman, o el momento decisivo ya pasó y ahora debo empezar la parte que corresponde a dejar que los recuerdos se asienten?
No sé, no importa tanto en este momento, siempre habrá tiempo para el pasado. Por lo pronto, me quedo (y dejo en prenda) una de las mejores partes de la película, que logró algo que creía imposible: ganó mi respeto por ese himno ochentero (al cual el dilecto lector seguro reconocerá, a menos de que viviera en una cueva los últimos 20 años)
(*) Bildungsroman se denomina a la novela de aprendizaje o de pasaje, que son aquellas en las que el personaje, ya sea femenino o masculino, enfrenta su propio proceso de maduración mental, emocional y también, pero no necesariamente, físico. Su principal característica es que al final del relato, el personaje es capaz de reflexionar sobre el cambio que experimentó y sobre las diferencias entre quien solía ser y quien es.
Gracias, Gonzo y Aguillón, por los comentarios a mi post anterior. Al Consumidor Consciente no me canso de agradecerle en persona.
lunes, 9 de junio de 2008
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3 comentarios:
Hermosa Depto: admito que me agrada tu escritura melancólica, pero ¡qué bien se te lee cuando escribes contenta! ¿Es siempre así, tan pendular, la naturaleza de los geminis? Te mando un abrazo virtual de cumpleaños, esperando que sigas construyendo con similar entusiasmo tu propia Bildungsroman. A mí me encantó Persépolis (mi hija menor es tan tremenda como la protagonista cuando era niña) y también las Bildungsroman, aunque creo que sólo he leído las de personajes masculinos. Recomienda una sobre mujeres, me encantaría leerla.
Gracias, gracias! mua, mua!! No sé los demás geminautas, pero sospecho que sí, todos tenemos nuestras polaridades existenciales. Por lo menos las mías sí son notables, y en ocasiones nefastas.
Me encantó poder regresar al cine con toda la calma y sin que fuera parte de mi deber materno, y que se tratara de Persépolis. Que gran, gran película.
Yo estoy investigando "Balun Canan" y "Rito de iniciacion" de Rosario Castellanos, para mi tesis. Te recomiendo ambas, aunque la segunda tiene algo de nouveau roman y es totalmente opuesta a la novela "tradicional" que se venia haciendo en Mexico hasta la decada de los 60, y sobre todo, a los trabajos anteriores de la autora. Parte de la teoria de la bildungsroman supone que en cierta forma esta presente en el recuento autobiografico, y aunque no sabria cual recomendarte exactamente, te comparto mis lecturas que estoy tratando de hacer: "El cuaderno dorado" de Doris Lessing, y las memorias de Simone de Beauvoir. Si te animas, espero las disfrutes.
la bilduns... tons no tiene nada que ver con la bilirubina de Juan Luis Guerra? :(
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